PSICOTERAPIA

Creo firmemente que cada persona es única. Sus experiencias, miedos, deseos y logros la han convertido en un ser singular. Cuando alguien llega a la consulta, suele hacerlo porque sufre, pero también porque está dispuesto a luchar por dejar de sufrir. Ese gesto ya es, en sí mismo, un acto de confianza y de cambio.

La relación terapéutica que se establece en el espacio psicoterapéutico se desarrolla en un clima de libertad de expresión, sinceridad, aceptación y ausencia de juicio. Uniendo estas condiciones al trabajo realizado durante las sesiones clínicas, se logran resultados terapéuticos significativos y duraderos.

Al comenzar la terapia psicológica, la persona trae consigo una “mochila” llena de dudas, temores e imposibilidades. Sin embargo, al acercarse al proceso, introduce también algo esencial: confianza, la base para superar el malestar que la ha traído a consulta.

En la psicoterapia proporciono un espacio de relación seguro y respetuoso, donde es posible analizar los pensamientos, reconocer los sentimientos y restablecer la conexión con los aspectos más profundos y desconocidos del propio ser.
Durante mi trabajo en la asistencia pública, comprendí que el sufrimiento requiere escucha y acompañamiento, no especulación.